viernes, 28 de septiembre de 2012

La mezcla de los medicamentos que compró Bretón es mortal para los niños.


Al ser un tema más específico de Psicofarmacología hemos publicado esta entrada sobre las periciales practicadas en el caso de los asesinatos de Ruth y José en otro de nuestros blogs. Este de Psicofarmacología tiene la gran ventaja de estar protegido por un filtro de menores. Los interesados en leerla solo han de clicar en el enlace que figura en la parte superior de esta entrada.
Bien y al grano que es lo que cuenta. Este caso nos ha ocupado mucho tiempo y es bueno que nos hagamos algunas reflexiones ya:
¿Es adecuado que sabiendo lo que sabemos sobre la psicopatía y los trastornos de la personalidad que en este y otros blogs se puede consultar toda la información que damos, sin garantía alguna de que no vaya a sere utilizado para hacer algo semejante a lo que se esta juzgando?
Hace unos años, no muchos, antes de eso. Yo hubiera dicho sin dudarlo que la información sobre la interacción medicamentosa de dos medicamentos habituales como son los que trata nuestra entrada no tendria ningún problema en cuanto a ser difundida.
Ahora me lo planteo, desde la experiencia que tengo de forma muy distinta. Estamos hablando muy alegremente  y a la ligera de cosas muy graves a través de una herramienta que es muy poderosa por la capacidad de difusión que tiene.
Mientras no pasa nada, no te das cuenta. Pero Córdoba y el ambiente en el que se ha desenvuelto esta tragedia no se diferencia mucho de los ambientes en los que trabajamos y nos relacionamos profesionalmente la mayoría de nosotros. Ahora ha sido allí pero es bueno plantearse algunas cuenstiones:
¿Hay otros Josés Bretones? lo sabemos seguro
¿Pueden haber más horrores como los de Ruth y José? no podemos descartarlo.
¿Los podemos predecir? hasta que punto tenemos las herramientas adecuadas para hacerlo es cuanto menos discutible.
¿Los podemos evitar? es la pregunta del millón y sencillamente con una licenciatura y un master en psicología forense me parece que es bastante poco realista.
 ¿Podemos llegar a vernos envueltos nosotros en uno de ellos como la antropóloga forense que dictamino en principio que los huesos encontrados eran de animales? eso desde luego es algo que esta dentro de las posibilidades, psicópatas hay mucho ¿qué hace que "los nuestros" no sean capaces de hacer algo parecido.
¿Cual fue la fuente de su error? hay varias, sobre esto vamos a trabajar en próximas entradas porque las fuentes del error de un trabajo científico es un tema estudiado y del que podemos aprender algunas lecciones.
¿Nos sucedería a nosotros lo mismo? espero que no, por eso merece la pena plantear un blog como este.

No esta nada mal para una entrada, me tomo el fin de semana libre de publicar cosas aqui. Hasta pronto amigos que continuaremos. Si nos dejan trabajar los "Anónimos" claro.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

La evaluación del toxicómano desde el punto de vista de la pericial forense

Os advierto a los lectores seguidores de este blog que en el mismo momento y en el mismo lugar en donde estoy escribiendo esta entrada, la Biblioteca Pública Municipal de Albaida (Valencia) estoy siendo amenazado por un usuario anónimo por los comentarios y las respuestas que le ha dado en mi anterior entrada "Decíamos ayer, o el sutil arte de saber derivar"
Son amenazas que se vienen repitiendo de forma entre constante e intermitente por parte de cierto grupo de personas a las que les ha molestado sobremanera la presencia policial en la zona en la que vivo. 
El usuario anónimo alega a que como es toxicómano, consumidor habitual de canabis, esta en el derecho (dudosamente legal y constitucional) de sembrar plantas de marihuana en terrenos ajenos y que los dueños o familiares de los dueños no están en su derecho (que si que es plenamente legal y constitucional) de poner en conocimiento de las Fuerzas de Seguridad del Estado del hecho delictivo y que se destruyan las citadas plantas de marihuana. 
En todos los casos, tanto en el famoso terreno en el termino municipal de Beniatjar (Beniatjar) como en el que menciona de un terreno propiedad no solo mía sino de tres hermanos y una hermana actuaron las mencionadas fuerzas de seguridad y las plantas fueron como es lógico destruidas para evitar que fueran objeto de un uso ilícito tipificado en el Código Penal como tráfico de drogas .
Ahora vamos a la parte que nos incumbe a nosotros como psicólogos forenses profesionales que han de ejercer de forma seria y responsable. 
Cuando una persona alega descarga de unos hechos delictivos que es consumidor habitual de una sustancia psicoactiva, sea esta alcohol, canabis, cocaína o éxtasis y hay hechos comprobados  de ser tratados por vía penal o están a punto de ser juzgados como es el caso de las famosas plantas destruidas por la Guardia Civil en un terreno de Beniatjar (Valencia). Sus declaraciones, dado que alegan toxicomanía como atenuante de sus acciones han de ser avaladas por un informe pericial forense que ha de hacerse de la forma que ha continuación os exponemos:


Desde el punto de vista de la pericial psicológica pocos casos hay donde las conclusiones de nuestro informe son tan importantes y la posible aproximación a al realidad clínica del sujeto en el momento de los hechos es tan difícil. 
Por eso es posiblemente en estos casos donde la destreza inherente a la capacidad del perito para realizar la entrevista como pieza clave de la evaluación adquiere su máxima importancia. 
En efecto, si la pregunta del juez es “estado mental de la persona en el momento de los hechos en función de su toxicomanía”, o bien el perito psicológico estaba allí en el momento de los hechos, lo cual no es nunca el caso, porque en ése caso sería testigo y no perito, o bien existen pruebas físicas que demuestran que en el momento de los hechos esas persona estaba bajo los efectos de una sustancia estupefaciente. Pero aún en el caso de que no aparecieran sustancias puede ser que la persona estuviera bajo los efectos del síndrome de abstinencia. En ése caso y una vez detenidos los presuntos delincuentes tienen derecho a ser reconocidos por un médico forense. 
Principalmente nos encontramos en esos casos con una situación donde debemos realizar una aproximación “perfectamente ortodoxa” desde el punto de vista pericial y hemos de seguir con el mayor escrúpulo posible todos los pasos de un informe pericial al uso. 
  • Examen del expediente antes de la entrevista. 
  • Análisis de todos los documentos donde se incluye: Tipo de delito. Informe forense si lo hubiera. 
  • Declaraciones del imputados y los testigos. 
  • Informes médicos sobre enfermedades asociadas: hepatitis, VIH, cirrosis, etc. 
  • Informes psicológicos y/o psiquiátricos. 
  • Informes de los centros donde el toxicómano ha estado en tratamiento. 
  • Tratamientos dentro de la cárcel. 
  • Informes toxicológicos: informes sobre la presencia de sustancias en el organismo del imputado en el momento de la detención. 
Es evidente que a veces no vamos a tener toda esa información. Otras veces sera necesario solicitar informes de otros profesionales, o ponernos al habla con ellos. 
Es importante que contactemos con algún miembro del sistema familiar. Muchas veces los familiares del toxicómano se muestran renuentes a colaborar en una pericial porque la toxicomanía del familiar constituye un problema que quieren soslayar. 
En estos casos es muy importante el que el psicólogo sea capaz de contactar telefónicamente con la familia para explicarles la naturaleza de su colaboración. Lo que básicamente se solicita de la familia es que sirvan de “fuente de cotejo de datos” que nos aporta el informado. 
Se suele proceder a entrevistar a la familia en primer lugar, lo mismo que se realiza cuando la pericial se refiere a niños. La filosofía que se sigue es que el toxicómano es básicamente un dependiente. 
Con el expediente estudiado y la familia entrevistada procedemos a entrevistar a la persona que es sujeto de un peritaje. 
La entrevista debe ser semiestructurada, partiendo de las preguntas más cerradas hacia las más abiertas una vez que ya se ha ido estableciendo un nivel de confianza suficiente en el perito. 
Hay que tener en cuenta que en la entrevista procederemos con una metodología expresa y que es idéntica a la de cualquier peritaje excepto que en caso de los toxicómanos nos detendremos a analizar la edad de inicio en el consumo, curso del consumo, historia de deshabituación si la hubo, y motivación para el consumo. Es muy importante determinar cual es el “locus de control” del toxicómano. 
También debemos averiguar si la persona toxicómana ha intentado rehabilitarse y ha recaído, o si nunca lo ha intentado. En una situación de pericial casi todos los toxicómanos van a explicar que alguna vez han intentado deshabituarse. Si esta deshabituación ha sido “ellos solos, sin ayuda de nadie”, no la tomaremos en consideración, porque no es real sino una forma de dar una imagen positiva, aunque efectivamente haya existido la voluntad de dejar la droga en un momento u otro. 
Es importante saber cuantas veces ha estado el toxicómano en la cárcel y en este caso qué ha ocurrido respecto al consumo. 
El acceso a la droga en la cárcel es mucho más difícil. Algunos toxicómanos de hecho acaban por dehabituarse dentro de la prisión. Esta deshabituación física es importante, porque es una muestra de conducta mediante la que el drogodependiente entiende que “puede vivir sin la droga”. Paradojicamente, la desintoxicación es un efecto positivo de la privación de libertad. 
Si después de estar desintoxicado durante un tiempo en la cárcel el toxicómano vuelve a recaer, esto se debe a que su toxicomanía se mantiene sobre factores exteriores de índole psicosocial. Estos factores son casi siempre trastornos de la personalidad y las condiciones sociales a la salida de la prisión que ya existían previamente. 
En una elevada proporción los toxicómanos que salen de la prisión vuelven a recaer si no reciben asistencia social. 
Sin embargo desde el punto de vista de la rehabilitación y del pronostico es mucho más positivo haberse deshabituado y recaído varias veces que no haberlo hecho nunca. 
El apoyo social y familiar es importante, pero a la vez el toxicómano es capaz de “quemar” todos los recursos familiares, tanto los afectivos como los económicos marginalizandose su conducta de forma imparable. 
La droga que más deterioro mental provoca es el alcohol. Contra lo que se piensa los opiaceos no suelen provocar deterioro mental irreversible, si bien sí observamos trastornos psiconeurológicos en una situación de intoxicación. La cocaína tampoco provoca un deterioro mental que se pueda observar a corto plazo. Son corrientes sin embargo los trastornos de la conducta. 
En el toxicómano con preferencia a la heroína no podremos basar nuestro informe sobre el deterioro mental presente, al menos de forma general y salvo excepciones. Como ya se ha expuesto, el toxicómano suele ser politoxicómano, utiliza varias drogas antagonistas para equilibrar o suprimir los efectos de unas y otras. 
Para el perito no es tan importante saber exactamente los efectos sobre la conducta, ya que la mezcla habitual de sustancias y el que los hechos han ocurrido hace tiempo hace imposible saber como se encontraba la persona en ese momento concreto. Para suplir esas limitaciones basemos nuestro dictamen más en la historia biográfica, los antecedentes y consecuentes, si se pueden determinar y la información de la familia, que es esencial. 

Tomado y adaptado del libro Manual de Psicología Forense de Blanca Vázquez Mezquita; Editorial Síntesis; Madrid; 2005; paginas: 163 a 165

sábado, 22 de septiembre de 2012

Huellas dactilares



En las antiguas Babilonia y Persia se usaban las impresiones dactilares para autenticar registros en arcilla, pues ya se conocía su carácter único. En 1883, el francés Alphonse Bertillon propuso un método de identificación de personas basado en el registro de las medidas de diversas partes del cuerpo. Su método, adoptado por las policías de Francia y otras partes del mundo, tuvo un estrepitoso fracaso cuando se encontraron dos personas diferentes que tenían el mismo conjunto de medidas. El uso de los relieves dactilares fue por primera vez objeto de un estudio científico por el antropólogo inglés Francis Galton (1822-1911), quien publicó sus resultados en el libro Huellas dactilares (1892). Los mismos verificaron tanto la invariabilidad de las huellas digitales a lo largo de toda la vida de un individuo como su carácter distintivo aun para gemelos idénticos.




Una huella dactilar es la impresión visible o moldeada que produce el contacto de las crestas papilares de un dedo de la mano (generalmente se usan el dedo pulgar o el dedo índice) sobre una superficie. Depende de las condiciones en que se haga el dactilograma (impregnando o no de substancias de color distinto al soporte en que asiente), y de las características del soporte (materias plásticas o blandas, en debidas condiciones). Sin embargo, es una característica individual que se utiliza como medio de identificación de las personas. El sistema de identificación de las personas a través de las huellas fue inventado por Juan Vucetich (nacido en la actual Croacia, registrado inicialmente con el nombre Iván Vučetić y nacionalizado argentino), y el invento se desarrolló y patentó en Argentina, donde también se usó por primera vez el sistema de identificación de huellas para esclarecer un crimen.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Una familia marcada por un crimen atroz

Publicamos este articulo tomado de el diario El País porque queremos abrir nuevas lineas de debate sobre el caso del parricidio de Ruth y José que hasta ahora centrados como estábamos en el tema de la psicopatía y si es o no un enfermo mental habíamos dejado bastante de lado. Tened en cuenta que tanto el grado de responsabilidad y el perfil psicológico de Bretón le corresponde hacerlo a expertos con mucha más formación y experiencia que nosotros. Pero eso no significa que seamos ajenos del todo a sucesos como este, porque tenemos que tener en cuenta que psicológicamente esta afectando a mucha gente, tanto en el entorno de la familia del propio Bretón como en los compañeros de colegio de Ruth y de José y a su madre. Es que esto, que parece algo menor, y puede que lo sea, sencillamente es el trabajo con el que nos vamos a encontrar cuando salgamos a la calle. No vamos a resolver "grandes casos" que salen mucho en las noticias. Lo más probable es que trabajemos con niños que puedan sentirse traumatizados por lo que están experimentados, familiares que con buena o mala intención sean manipulados por psicópatas y mujeres maltratadas, sobre todo nos vamos a encontrar a muchas mujeres maltratadas. Poner las cosas en su humilde sitio es de buenos profesionales. Afortunadamente los profesionales de la perfilación criminal que están tratando a Bretón publicaran cosas que podamos leer, solo hay que dejarles trabajar y hacer nosotros lo nuestro.

Los padres de José Bretón ante la Audiencia de Córdoba para presentar declaración.

Bartolomé y Antonia son los padres de José Bretón Gómez, único procesado por la desaparición forzosa de sus nietos, Ruth y José. Todo el peso mediático y social que acusa a su hijo de haberles asesinado; sumado a las sospechas cada vez más evidentes de este hecho, tras haberse identificado como humanos unos restos óseos hallados en su finca de Las Quemadillas (Córdoba) ha afectado de lleno a esta pareja de ancianos y a sus dos otros hijos, Rafael y Catalina, que han sufrido repetidas concentraciones de protesta en sus casas, a pesar de que ninguno ha sido ni acusado ni imputado de delito alguno en estos casi once meses de instrucción. 
La finca de Las Quemadillas es una segunda residencia de la familia Bretón, a la que los padres del encausado iban con frecuencia, ya que tienen una pequeña explotación de naranjos. El abuelo es famoso en La Viñuela, el barrio de Córdoba donde residen, por repartir los productos de su huerta. En ella llegaron a vivir una temporada José Bretón y su esposa Ruth Ortiz, antes de que nacieran sus hijos. Originalmente tenía 10 hectáreas y se vendieron unas cuatro hectáreas. Ahora mismo no hay nadie allí, pero durante estos 11 meses han estado acudiendo a la casa regularmente, quejándose del estado en el que ha quedado tras semanas de rastreos en busca de sus nietos. 
Bartolomé y Antonia, junto a sus otros dos hijos, Rafael y Catalina, han sido interrogados por la policía y el juez encargado de investigar el caso, José Luis Rodríguez Lainz. Y según sus autos, las distintas versiones de la familia han oscilado de una primera sospecha de culpabilidad del procesado, a una estrategia común de protección del mismo. Y es que, en su primera declaración policial, Lainz destaca que Antonia Gómez, “nada más y nada menos”, llegó a decir “que pensaba que su hijo habría hecho desaparecer a los niños, no pudiendo precisar si les había hecho algo malo o se lo había dado a otra persona para que los tenga escondidos”, escribe el magistrado en su auto del procesamiento del 25 de mayo. 
Semejante sospecha desapareció en cuanto la madre se sentó delante del juez. Para justificar el viraje en sus testimonios, el magistrado recuerda la fuerte influencia que Bretón ejerce sobre sus padres y hermanos, incluso desde la cárcel, donde permanece de forma preventiva desde el 21 de octubre, menos de dos semanas después de que los pequeños desapareciesen. 
Sobre el giro de sus declaraciones, el juez afirma: “Este posicionamiento, claramente pactado, o fruto en el mejor de los casos de un planteamiento colusorio [pacto ilícito en daño de tercero], caló incluso en la segunda de las declaraciones judiciales del encartado, que se vanagloriaba precisamente de que sus familiares hubiesen cambiado su versión”. En este sentido, Lainz subraya que sus declaraciones comenzaban en buena parte a casar con las del propia Bretón, “y donde había riesgo de confrontación, aparecía el silencio o la falta de memoria concreta”. 
Aun así, el juez considera que “ante la presión del tiempo, de los medios de comunicación y ante la acumulación de evidencias en contra del encartado, esta aparente unidad de acción se ha resquebrajado en puntos sustanciales de la investigación”. El juez que al menos en siete puntos, las contradicciones entre familiares resquebrajan el supuesto testimonio exculpatorio que, piensa el magistrado, tratan de tejer en favor de José Bretón.